19/9/2019

La fatiga de estructuras es real

Tras los años las estructuras se van enfrentando a factores diversos que producen cambios o variaciones en la capacidad de tensión cíclica, lo que inevitablemente provoca un deterioro en el estado general.

Ese cambio poco favorable se puede reflejar en grietas que con el tiempo se pueden extender por la construcción, y en el peor panorama podrían llegar a comprometer al inmueble en su totalidad. Cada tipo de material se enfrenta de manera distinta a este tipo de tipo de cambios, lo importante es llevar un control real de los cambios que vayan presentado.

Comúnmente la infraestructura urbana, como carreteras puentes, líneas férreas y pasos elevados, presentan mayor fatiga que otro tipo de estructuras en menor rango de tiempo; esto por su condición de uso constante de alto tránsito y su exposición permanente a las inclemencias del tiempo. Sin embargo, plantas de producción industrial con maquinaria o de industria agrícola no escapan de estas posibilidades también.

Es importante entender que este tipo de daño es progresivo y constante, lo que a su vez permite un mejor accionar si se lleva una buena administración de mantenimiento estructural. Cuando esta práctica, que lamentablemente resulta poco frecuente, no existe el daño sucede con consecuencias que pueden generar un caos logístico para los usuarios y accidentes.

Por ejemplo, zonas extensas de densa corrosión, cambios de diámetro en pegas, tensiones y deformaciones de niveles pueden estar demostrando una posible fatiga. 

Los avances tecnológicos para la producción de buenos materiales han contribuido significativamente una disminución de que esto ocurra. Junto con esto la trazabilidad ofrecida por consultoría de ingeniería estructural ha permitido una mejor proyección para predecir en mejores rubros de tiempo estos fallos


Autor:
Guidi (Mariana Sáenz Mora)

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